Tenía a penas 10 años y empezó a soñar con volar alto. Cada día, las clases del colegio las compartía con el deporte, el esfuerzo físico y el difícil entrenamiento junto a su entrenador. Pero despuntaba desde corta edad. Su objetivo era lograr ser la mujer más rápida del mundo. Intentar ser tanto, tanto, casi como el viento.Y lo logró. Con 14 años ya logró títulos, medallas, trofeos y distinciones deportivas que le auparon, poco a poco... hasta el pódium del triunfo. La miel del éxito.Hoy tiene poco mas de 50 años y recuerda con nítidez la jornada del triunfo en Camberra, donde logro ser plurimarquista mundial de los 400m. femeninos con un tiempo asombroso, realmente asombroso.
Ya está casi retirada y vive junto a su hija y su esposo; su entrenador de siempre para esta mujer que aspiraba llegar a la cima del atletismo aquel 6 de octubre de 1985. Y lo consiguió.
En declaraciones a el diario "El País", 25 años después, cuenta anécdotas y detalles de aquella gesta deportiva que le aupó a la cima de la historia de las carreras en el mundo. El titular del periódico de este dia, en declaraciones de la propia Marita Koch, es demoledor: "Si no quieres sufrir, no puedes ganar". Sencillamente inmenso.
Como realmente inmenso es para Marita y para todo en la vida. Nada te llega porque sí, nada consigues por azar, nada se vence sin sufrir. Estoy absolutamente de acuerdo; nada llega así porque sí.
De la conquista de esta atleta alemana nos queda su medalla, su marca internacional y su experiencia positiva de la lucha en la vida. En la conquista está claro que nada llegará si en el camino no hemos sabido sufrir.
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