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Estaba sentado en la puerta del campo de entrenamientos con su libreta en la mano y un bolígrafo que le quitó de la chaqueta a su padre. Con solo 11 años es el sueño que tiene, ser futbolista y de los famosos. Chicas, dinero, lujos, fiestas, revistas, televisión... esas son sus aspiraciones. Por el momento.
En estos días el flamante presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, presidente no electo del mejor equipo del mundo, ha fichado al portugués Cristiano Ronaldo por una cantidad desorbitada; 94 millones de euros. Ahí es nada.
Ahora llegarán las campañas publicitarias, alguna solidaria y el resto multimillonaria para “rebajar los costes” y tendremos nueva estrella del balón hasta que logre el de oro en su próxima edición. Cosas que son así.
Al menos como una indignidad se debería de calificar cuanto menos este asunto, especialmente en un tiempo tan duro como el que nos encontramos. Sobredimensión de una realidad que nos golpea la cara a golpe de titulares de prensa que no muchos cuestionan, porque el futbol es el futbol.
Soy un sencillo aficionado a este deporte, aunque no un terrible apasionado. Pero detecto este tipo de gestos que son enormemente dañinos y torpes en momentos como estos. Lo lamento y creo que, sin escrúpulos, no podemos seguir consintiendo este tipo de asuntos, aunque este estemos en un “mercado libre” que todo lo permita.
Y mientras, aquel Raúl de 11 años que esperaba ansioso la firma de su ídolo del balompié, ya cumplió su mayoría de edad. Está casado y tiene dos hijos, su esposa está embarazada y cree que pueden ser mellizos en esta nueva ocasión de parto. La hipoteca todos los meses le tiene agobiado y para colmo de colmo, el jefe le ha enviado la carta de despido en una mediana superficie en la que trabajaba desde hace siete años y donde se destacó por ser uno de los mejores encargados de la tienda.
En sus manos, el carnet, una nueva “cartilla” y un bolígrafo. En la cola hay 8 por delante de él. Será la primera vez que firme el paro. Aún le queda el consuelo de poder ver cada fin de semana a su equipo preferido en la pantalla de su televisor.