Serenidad

La tarde cae sobre nuestras vidas. Cae la tarde como mañana amanece de nuevo. Y así, con los avatares de la vida, con las miles de preocupaciones de cualquier ser humano, con la incertidumbre del trabajo, de las responsabilidades públicas, de los compromisos de un lado y de otro, con los amigos, la familia y todo lo demás, la serenidad debe ser parte adjunta al guión de esta vida que a cada uno nos ha tocado, sea en las circunstancias que sea.

Hay que tener serenidad para pensar, para reflexionar, para meditar, para seguir siendo caballero y hombre de palabra, para responder ante los nuevos retos con la misma ilusión de siempre, para caminar despacio sin caerse, para buscar alternativas a los caminos que se nos cruzan en la trayectoria y para sonreír con dulzura ante las adversidades.

La serenidad y la placidez de no dar golpes ni palos de ciego, la serenidad para buscar siempre la salida mas atractiva, para salvar los barcos cuando se puedan salvar y para mirar al futuro con perspectivas sin perder la vista del pasado mas reciente, sea bueno o sea malo.

Estoy sereno, me siento bien y feliz. Las misiones se cumplen en la vida con la honestidad de saber que siempre haces lo mejor, aunque no siempre te vengan los triunfos y los éxitos que uno desea. Ni posiblemente los que uno se merezca.

Serenidad para pensar, serenidad para vivir, serenidad para el futuro.... siempre serenidad.