Uno de los partidos políticos mayoritarios de mi pueblo se ha ocupado en los últimos días de llevar a cabo una encuesta a modo de llamada telefónica donde se pregunta por los líderes y candidatos que estamos en esto de la vida pública de la ciudad.
En breves fechas saldrán los datos, mas o menos maquillados y se harán público para regocijo de quienes lo han encargado que saldrán, a buen seguro, triunfantes.
Y yo le digo a quien gaste dinero en esto de encargar encuestas -en estos tiempos de poco despilfarro- que se equivocan totalmente con las encuestas en mi pueblo. Sea cual sea el resultado y gane quién gane o sea como sea. Es verdad que la mejor encuesta en la de la propia vida y aunque parezca un tópico, aquí nadie gana nada con datos que son, en la mayoría de los casos, manipulados intencionada o no intencionadamente.
Le puedo decir a ese partido que ahora se dedica a encuestar que cuando me presenté a las elecciones por primera vez en mi vida, allá por el año 1999 yo no salía ni en las encuestas. Luego, los votos me dieron el respaldo de casi el 20% de los ciudadanos y tres concejales. En el 2003 me daban 1-2 ediles y pocos votos. Sacamos 4 concejales y mas del 22% de los votos. En 2007 todos los datos y encuestas bajaban de 2 concejales y casi rozamos el 20% y otra vez 4 concejales. Los hechos cantan. Las encuestas también.
San Roque es un municipio complicado, con una diversidad del voto muy etéreo, con una respuesta electoral oculta de grandes dimensiones (yo creo que supera el 40%, aunque otros no compartan esta tesis), con unas poblaciones muy difíciles de contrastar en el número de votos y en las intenciones electorales de los ciudadanos, pero sin embargo fundamentales a la hora de compartir la tarta y de dar número de ediles y alcalde... en fin.
Por tener tantas cosas -además de los 4 cementerios, 30 reyes magos, cuatro semanas santas y muchas cosas más- tenemos que yo sepa hasta 5 números distintos de prefijos locales de teléfonos. Si no se “marcan” bien, solo tendremos los datos de un distrito o nos faltará el de ese otro tan fundamental. En fin, que se divierta el encuestador y se regocije y que gaste dinero que también en estos tiempos de crisis tienen que vivir los encuestadores, leche.