Era poco antes de las 10 de la mañama. Mi compañera de departamento me dijo que atediera el teléfono conjunto que utilizamos en mesas unidas del trabajo. ¿Diga, diga...? . Una voz masculina y relativamente jóven me llamó por mi nombre y me dijo "...ah, un momento... bueno luego te llamo, luego te llamo...?. Le pregunté y me colgó.
Una extraña llamada sin mas. Sin mas ni menos. Pocos días después me he encontrado con un amigo de los de siempre y me dijo que alguien estaba intentando averigüar si de verdad estaba en mi puesto de trabajo, si de veras estaba en mi lugar, si me había incorporado a mis resposanbilidades profesionales. Y me dijo de donde había salido la iniciativa y el motivo.
Absurdo. Que alguien a estas alturas aún, con lo sufrido y padecido en muchos años, siga pensando fantasias, sueños de colores y maldades estrepitosas me parece sencillamente estúpido.
Una llamada que no tenía mas sentido que las maldades de algunos y las bajezas de otros. Que estoy en mis ocupaciones profesionales desde hace mas de un año es tan facil como comprobar que me sigo levantando a las seis y media de la mañana para estar a la hora en mi responsabilidad y que concluyo cuando todos nos vamos hasta el nuevo día.
Cuanta gente sin merecer un sueldo hay en tantos sitios, cuanta gente. Él sabrá.
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