Ya hemos hablado muchas veces de las locuras de los seres humanos, de sus impertinencias y de los disparates que tantas veces cometemos. De verdad que, a veces, increíble.
En esta espiral que estamos y en la que nos metió el Primer Ministro Cámeron hace unos años, el Reino Unido camina hacia un precipicio de locura en el que nadie sabe exactamente lo que va a pasar.
Yo tengo mi propia teoría, pero se que me puedo equivocar estrepitosamente. Gibraltar ganará con el Brexit. Ganará, seguro.
Ahora tiene las dificultades y los nervios de lo que puede suceder ante una situación difícil de un Parlamento británico quebrado, abierto pero cerrado, un Primer Ministro loco que no le gusta ni a los suyos y que ha mentido a su graciosa majestad, la Reina de Inglaterra y muchas cosas mas.
Pero cuando llegue el 31 de Octubre, en el supuesto caso de que no haya una prórroga y que se ejecute tal y como quieren los Lores del Parlamento londinés, no habrá nada de lo que lamentarse en esta parte de la frontera. La frontera de Europa y la frontera de Gibraltar.
Habrá colas intensas como intensas serán las revisiones de los pasaportes, los visados, los permisos de trabajo y esas cosas. Pero en unas semanas se deberá "normalizar" una situación que, en Gibraltar, todo el mundo sabe que interesa a las dos partes.
Mas control de vehículos, de pasajeros, de empresas mixtas, de control de productos aduaneros, de control de grupos turísticos y menos comida para los monos. bajará la venta de cigarrillos, alcoholes y banderitas llanitas en los kioscos de la Roca mientras que en Europa buscan inmediatez ante las dificultades y en España, con elecciones generales de nuevo, el presidente en funciones buscará agilizar los tramites para salvar los puestos de trabajo de un peñón que nunca quiso el Brexit de los cojones.
Maldita aquella hora en la que a alguien se le ocurrió salir de una Unión que ya es inevitable para que los pueblos no se hundan. O peor, para que no se hundan los políticos que la inventaron.
