Dicen que estuvo perdido por los montes de La Almoraima muchos años, que le quitaron el fervor al pueblo y que el pueblo siempre le reclamó. Que es milagroso, que hace bondades a quienes le suspiran cerquita y que su pasión por esta tierra viene de hace siglos...
Yo solo se que lo quieren, lo quiero, lo buscan, lo busco. Que en estos días, es su Romería sin romería, que estos días es la Feria de Castellar, sin la feria; que este año no recorrerá las calles como siempre en el primer domingo de Mayo, el "domingo de los Yanitos".
Es la devoción de un pueblo todo el año, las lágrimas de muchas personas que le siguen de cerca todos los días del año y es la fe de quienes creen, creemos, en que hay algo que es superior a todo ser humano y sus miserias.
Este año se ha vuelto a suspender la salida con esa carreta de bueyes y ese clamor popular que le acerca por las calles chisparreras por eso de la pandemia que nos azota por estos tiempos. Todo el mundo piensa que el año que viene si estará en la calle, que si saldrá para seguir bendiciendo las casas de los habitantes de este, también mi pueblo, Castellar de la Frontera.
Es el Cristo de La Almoraima, el de los chisparreros, el Cristo que trajeron hace 50 años de la Casa Convento, al que esperaban en las esquinas y que ya nunca mas se llevaron.
Hay cosas que son mucho mas que todos nosotros. El Cristo de la Almoraima es pasión y bendición. Un Chisparrero mas, pero el primero y mas bendito de todos.
