Ahora que estamos en tiempos de las carnestolendas no quiero sea una frivolidad, pero recuerdo aquella copla del Maestro en "Tras la Máscara" que decía eso de "...era solo un niño/una golondrina...". Y así es de terrible la vida.
En las aguas de los Caños de Meca, en Barbate ha aparecido hace unos días el frágil cuerpo de un niño de seis años sin vida que no ha dado la vuelta al mundo. No ha sido como aquella otra terrible imagen del niño aparecido en otra orilla que estremeció a toda Europa, pero también era un niño.
Un niño del que, tristemente, tampoco se sabe nada de su madre ni de su familia y que, seguramente, permanecerá en una solitaria tumba de cualquier camposanto de nuestra tierra en busca de un apellido o una abuela que nunca le dará un beso. Nunca jamás.
La violencia con la que están tratando las mafias del Estrecho en las aguas que bañan nuestros países de España y Marruecos son muy duras. No importa edad, sexo ni edad cuando de lo que se trata es de hacer caja con la vida de las personas que buscan otra frontera, otro país, otra vida y otro futuro.
Terrible, además, que una Subdelegación del Gobierno de la provincia, que conocía el asunto, no lo haga público hasta tres días después sin dar siquiera información a la primera autoridad municipal. Terrible que no se busque a la familia en Marruecos o el país de supuesto origen del niñito que no sonreirá mas ante un juguete, aunque fuera de lata.
Terrible la vida y los mazazos que nos pega cuando menos nos lo esperamos. Y a lo que tristemente nos estamos acostumbrando los vecinos de esta zona del sur de España desde hace muchos años.
Aquella célebre letra de Martín acababa el pasodoble de final de concurso diciendo "... a tus malditos tutores/mándales copiar mil veces de millones/no debo nunca quitar la vida/quitar la vida de un niño". Terrible.
