viernes, 30 de diciembre de 2016

El Principito

Nació en el seno de una familia humilde y muy grande. Con personajes de fuerte carácter que fueron curtiendo con el paso de sus primeros años una personalidad fina y suave que le caracterizó ya en su madurez. Vivió su estirpe en las inmediaciones de la gran ciudad. Pero a el le gustó siempre rular por los grandes paseos y avenidas de la capital. Le pagaron buenos estudios aunque faltara por la noche en la cena un trozo de pan. Con el paso de los años tuvo sus mil aventuras y riesgos que le llenaron la cara de una sonrisa falsa que gustaba a propios y extraños y que le servía para la mejor de las conquistas en una tierra donde se aflora por doquier. Así hasta que ya bien entrado en los 30, el Principito, el Rey de su casa, el señor de las Noches, el Dragón sin cola conoció a su princesa de la que dijo no poder vivir sin ella. La conquista fue tan exuberante y tan intensa que nada que ver con los principios ni con la textura del protagonista real de la novela que escribiera en el 1943 el francés Antoine de Saint-Exupéry. Todos eran elogios, todos amores y todos piropos en una puesta en escena que supo a cuento de Walt Disney. Comió bien, vivió bien, bebió mejor, vistió bien y disfruto también mejor. Todo en un sueño en el que no se pensaba en el mañana, solo el hoy. El Principito conquistó a su bella dama por años hasta que un dia, a la sombra de una farola en la esquina de cualquier bar la Reina de su casa, que ya no era princesa, descubrió al ogro que tenía a su lado y al que entregó buenas cosechas y buenos tiempos. Aquel aventurero de los paseos y las calles volvió a las andadas cual rufián que siempre "...tira al monte". Como las cabras. La dama un dia le dio con la puerta en la cara y le dijo que aquella princesa se había desencantado de tantos avatares. El Rey, antes Principito, cogió la puerta y cabizbajo cruzó la morada de tantos años hasta un nuevo destino. Alguien llegaría a quien de nuevo poder engañar. Hasta hoy, donde de nuevo aquel personaje de mentira y trapo, aquel señor de título sin practicar y aquel Principito sin vergüenza sigue buscando a base de frases y de imaginaciones un mundo que no es real y que no le pertenece. Moraleja: en la vida tendremos lo que nos busquemos. Nos encontraremos por lo que luchemos. Disfrutaremos de lo que merezcamos. Por experiencia propia. Ya saben.

jueves, 29 de diciembre de 2016

Año Nuevo, Año Viejo

A pocas horas de cerrar el nuevo calendario y abrir otro se nos agolpan cosas en las manos y en la mente. Atrás dejamos un año que no volveremos a vivir y empieza uno nuevo que nos causa expectativa y, posiblemente, sorpresas. Porque 365 días que tiene un año dan para mucho y son capaces de crear, motivar o te hacen sentir cosas nuevas. También existe la posibilidad de que dejemos de existir, de que nuestro paso por lo terrenal acabe. Pero eso uno ni lo piensa, en ese empeño cotidiano de vivir el día a día y de que cada día sea una experiencia nueva. Se quedan en este 2016 nuestras carcajadas, nuestras risas, nuestros gozos, nuestras aventuras y locuras. Una puesta de sol o un amanecer en esa playa infinita, la copla de Carnaval del Maestro que nunca falta, el buen vino que nos alimenta y el amigo que te puso el hombro en los peores momentos. Se nos queda en el año viejo nuestras lágrimas, nuestros desconciertos y mazazos y las caídas y levantadas de una vida que no es fácil pero que se llena de optimismo cuando se tiene fe en algo e ilusión en el horizonte... Se nos quedan en este 2016 esos amigos que se nos marcharon, que la vida les dio un portazo en la cara y les despidió con injusticia. Seguro ya disfrutan otra vida en cualquier estrella del firmamento. Pero viene un 2017 que nos apasiona, que nos gusta y que nos crea optimismo ante los nuevos retos. Es el año viejo duro y difícil y sencillo y hermoso a la vez y el año nuevo que ya mismo estamos disfrutando. ... y la puerta sigue abierta. Feliz Año Nuevo!!.

jueves, 22 de diciembre de 2016

Navidad, la Navidad

Aún recuerdo aquel primer artículo que escribí sobre la Navidad cuando no tenía mas de 13 años y del que tanto de Acuerda mi amigo Curro Cacheira. Es verdad que esta fecha nos anima a los que tenemos inquietudes a escribir cuatro cosas y desear lo mejor para el que viene. Y por supuesto que eso es lo que le deseo a todos los amigos y amigas de buena fe, a la buena gente. Que tengamos un 2017 lleno de felicidad, salud, ternura y trabajo. Con estas cuatro cosas -sobre todo la salud- se conquista el mundo y sus capiteles. Lo demás, hay que buscarlo y conquistarlo con el esfuerzo de cada uno. Pero tengo que reconocer que ya aquellas Navidades de antes, la de mi niñez o juventud ya cambiaron con estas de hoy en día. Aquellas eran unas navidades con olor a pestiños y pollo para el día de la navidad, algunas veces hasta pavo. Aquellas navidades en las que abuelo José traía a su esposa las mejores flores del jardín de invierno que cuidaba en "Brisas del Mar". Luego llegaron otras navidades mas inquietas, de mas ganas de salidas, de mi madre esperando hasta el amanecer. Luego la familia, las hijas, las ausencias y el recuerdo. Hasta hoy. En plena juventud como la que me encuentro quisiera tener una varita para poner cosas donde siempre tuvieron que estar y eliminar otras que me perjudicaron. Quisiera tener a gente a la que extraño mucho y salvar algunas dificultades que a los humanos de vez en cuando se nos presentan. Quisiera que no faltara una comida en los hogares y que a nadie se le echara de una casa por no poder pagar. Quisiera soñar que en todas las casas entra un salario y que las malas enfermedades ya tienen las inversiones y los presupuestos necesarios para que la gente no suframos tanto. Quisiera muchos quisiera. Son deseos, como todos los que tenemos en estas fechas. Ojalá alguno se cumpla. Que tengan amor en sus vidas. Yo lo intento. Felicidades!!!

sábado, 10 de diciembre de 2016

Del Miedo

El reconocido y recordado psiquiatra Carlos Castilla del Pino (San Roque,1922-2009) fue un auténtico erudito sobre los asuntos que tienen que ver con la mente y la personalidad del ser humano. Esto es de todos sabido y fueron miles los pacientes y tratamientos que abordó en su larga trayectoria profesional. Durante años nos deleitó con esas extraordinarias conferencias en el transcurso de los Cursos de Verano de San Roque y aquellos esperados seminarios en los que su voz docta supo poner a muchos sobre el camino de la realidad. En sus luces y sus múltiples publicaciones, conferencias, tertulias y entrevistas condujo a un buen grupo de seguidores entre los que, humildemente, me encuentro cuando tengo que profundizar o conocer detalles sobre algunas de sus teorías. Se habla en los últimos tiempos sobre el miedo. El miedo a lo desconocido, a lo ajeno, a lo contrario, a lo que ha de llegar, a lo que nos encontraremos, a lo que surja… el miedo que bien catalogó el viejo profesor sanroqueño con aquello de que "…es tolerable miedo en el vivir, pero vivir con miedo no es tolerable". Sencillamente genial. Claro que debemos tener miedo. Es algo sujeto y comprensible en el ser humano. Puede ser hasta bueno tener o sentir miedo. Castilla del Pino dejó claro la profundidad del miedo en la mente y en el comportamiento del ser racional. Deben leer un poco sobre el, si tienen interés y quieren conocer mas. Yo también tuve y tengo miedos. Cosas de la vida que son razonables y propias. Pero creo que también tenemos que ser valientes, fuertes, arrojados y decididos. No pueden caber muchas dudas sobre convicciones personales en todos los sentidos. El sanroqueño al que tuve el honor de conocer un poco de cerca dijo también que "…el miedo ahora está en no saber de donde nos viene la opresión". Para reflexionar.

miércoles, 7 de diciembre de 2016

Hoy también es 4 de Diciembre

Sucedió hace tres días de hace mas de tres décadas. Un 4 de Diciembre de aquellos en los que la calle era mas saludable que los salones de nuestras casas y donde el grito de libertad y autonomía era el mas coreado por los miles de andaluces que llenaron nuestras calles y plazas. Ahí vino aquella tragedia de Manuel García Caparrós que una bala traidora le quitó la vida y de cuya pistola nunca se supo su propiedad. De ahí vino el que nuestra tierra ganara en solvencia, en calidad, en medios, en espacio en el territorio europeo. Esa conquista, que se volvió en trágica por lo de Caparrós, ayudó a que hoy por hoy seamos el pueblo y a tierra respetado que somos en nuestro suelo. Pese a ello, reconocemos que nos faltan cosas, que hay que seguir avanzando y que hemos mejorado en mucho pero nos queda por llegar. Hoy, 7 de diciembre también es 4 de diciembre. Y mañana y pasado. Y todos los días del año en el que se siguen acuñando gente con solvencia que da la cara por esta tierra que merece la pena de punta a punta. 4 de diciembre, Málaga, Sevilla, Cádiz y todas las hermanas de este país andaluz en el que no caben los extremismos pero a la que nadie vamos a consentir que pisotee. Hoy también es 4 de diciembre.