lunes, 16 de noviembre de 2020

10 Años de Patrimonio


 Caminaba con unos amigos por el Paseo del Prado en pleno centro de La Habana, a pocos metros de la célebre esquina de Neptuno donde se entrecruzan los barrios de Habana Vieja y Centro Habana y allí estaba en letras doradas y muy grandes: "Centro Andaluz de La Habana".

    Entré y sobre la mesa grande del salón un libro inmenso en el que se podía firmar para que al flamenco la UNESCO le nombrara "Patrimonio Inmaterial de la Humanidad". Y así lo hice, estampé mi firma a mas de 8.000 kilómetros de mi tierra para pedir que esto tan nuestro sea de todos y se proteja por siempre, amén.

    Duró un año hasta que aclamaron a este flamenco nuestro de cada día como patrimonio de todos, de todos los seres que poblamos la tierra. Y hoy hace justo 10 años de aquello, de eso. De una nominación que era de justicia y que nos llenó el alma de alegría.

    La penúltima vez que visité La Habana estuve tratando y viajando durante algunos días con el chófer que llevó por última vez a Paco de Lucia y que lo conocía de hacía años. Entre anécdotas y risas sonó una bulería cantada por Camarón. Y al Toque, Paco. Ese patrimonio es indestructible.

viernes, 13 de noviembre de 2020

Paciencia, paciencia


     Los tiempos son duros, muy duros. El cambio, la transformación de hábitos, comportamientos y calidad de vida de la sociedad se está sumando al desconcierto tan enorme que estos tiempos está integrando en su paisaje sin haberlo querido.

Manipulaciones, interpretaciones, colores distintos, voces políticas, profesionales desconcertados, medios de comunicación que no comunican, extremistas que buscan hundir pilares básicos de nuestra sociedad, jóvenes -y no jóvenes- que se disparan en la ilegalidad de toques de queda, eternos saltimbanquis que nos marean por doquier.

Al menos, nos queda algo de frescura de aquellos legítimos y honestos que no pierden el norme en la vida. Ese bastón que nos ayuda a caminar en estos oscuros momentos...

Saldremos adelante, no me cabe la menor duda. Y seguramente salgamos reforzados y con una limpieza de principios. Pero antes, paciencia y paciencia. Mucha paciencia.