El Odio

A Federico lo mataron una noche mala de agosto del 36. En la madrugada del 19, precisamente. Allá en el camino de la fuentecilla y junto a otros “compañeros de carrera”. Lo mataron -y bien claro que lo ha dicho Ian Gibson en todos estos años- por comunista y maricón. Así, sin mas.

Después de mas de 70 años de aquel estúpido crimen, de aquellos estúpidos crímenes, nada se sabe con exactitud de donde enterraron al mas grande de los poetas españoles ni de quién “apretó” el gatillo en aquel fatídico tiro de gracia que le dieron al de Fuentevaqueros.

Lo que si parece que es pieza de coincidencia de todos, estudiosos, hispanistas, políticos y literatos es que a Federico lo mataron por odio. Por odio a lo hermoso, a lo único, a lo extraordinario, a lo nuevo... A Federico lo mataron por todo eso.

Y por eso, por odio, son algunos capaces de matar. Por odios. Siguen siendo los mismos de siempre, los de la comunión diaria y golpes de pecho, los de la conciencia tranquila por lo que aportan al cepillo dominical y los que aprietan los dientes de tal manera que no se les quiebra la dentadura porque ya se les quebró, como la vergüenza, hace tiempo.

No se esconden, hablan en público y privado, se creen únicos, de una sola especie y son incapaces de mantener un diálogo sereno mas de cinco minutos. Al final, como siempre, les hunde la miseria humana y los dolores de parto, aunque se consideren los mas machos del territorio. Y lo peor es que lo seguimos teniendo muy cerca de nosotros. Pero también los tenemos “calados” desde hace muchos años.

Seguridad

Fue una mañana fría de febrero hace unos años, en medio de un domingo de Carnaval en mi pueblo. En una estúpida maniobra desconocida perdí a uno de mis mejores y honrados compañeros. Y además, amigo de verdad. No se que pudo pasar aunque todos nos peguntamos mil veces qué puñetas pudo pasar en aquel triste segundo que rompió una vida. O quizás más.

Están poniendo en estas últimas semanas un buen montón de protectores para motoristas en los “quitamiedos” de las vallas de nuestras carreteras en el Campo de Gibraltar. Y me parece muy bien; lo aplaudo, lo apoyo y lo respeto.

Pero aquel frío domingo de febrero, cuando vi el coche destrozado de mi amigo, su cuerpo sin vida a pocos metros del centro urbano de mi pueblo y el impacto en el fondo de un puente desde el que que cayó, me quedé helado cuando al reconocer la parte alta, justo en la autovía, vi que una de las gavillas de los “quitamiedos” esta tan suelta como podría estar una pala en un montón de arena. Sin fijación, sin cemento, sin agarre que garantizara su “estabilidad”, sin apoyo sostenible.

No sé si eso tuvo que ver o no en el fatídico resultado de aquella triste pérdida que he recordado tantas veces. Pero, a lo peor, alguien debería revisar esporádicamente la “estabilidad” este tipo de instalaciones, que creo necesarias.

Guardo un pequeño recuerdo de aquel amigo. Recogí una pequeña figura de ajedrez de la calzada. Aquella partida la perdió mi amigo José Luis. Yo me quedé con el caballo. Fue un jaque mate con todas las de la ley.

La Roja

Hace pocas horas que nuestra Roja acaba de terminar el primer partido de los que le quedan en este mundial de 2010. El equipo español nos ha decepcionado y no es que yo sea un extraordinario apasionado del fútbol. Aunque creo que -como casi todos- en estos días, todos nos volvamos futboleros.
Veo banderas, camisetas, ediciones especiales de la prensa, anuncios en la televisión, pancartas, vallas y hasta chucherías con los colores nacionales.
Es verdad que con la que está cayendo en estos momentos y con las dificultades y problemas que estamos teniendo en esta maldita crisis que azota el país no nos viene mal que tomemos un poco de aire y nos recreemos en el deporte rey, del que los españoles hemos dado tanto ejemplos y tantas glorias a los aficionados.
Hoy, “La Roja” está necesitada de nuestro apoyo y de nuestro respaldo. Lo mismo que nuestro país, que también precisa del poyo y del respaldo de todos.
Vamos a ganar este partido, este mundial, esta Roja y este país. Y vamos a ganar estas batallas. La de La Roja y la del País. Nos lo merecemos los españoles.

La Caja Tonta

Me citaron formalmente, como siempre, para una de esas sesiones aburridísimas y largas de la Comisión de la denominada “Caja B” del Ayuntamiento de San Roque donde se prejuzga a modo político sobre una supuesta utilización de dinero público en gastos injustificables o no sé qué más..

Todo eso, en el curso del año 2003, hace más de 7 años y con todas las garantías de prescripción, al cien por cien. Pero aquí, lo importante es que cuando no haya nada que hacer, creemos una comisión para distraernos. Siempre se le sacará algún resultado.

Yo, que fui crucificado hace años por una comisión sobre un “hotel rojo” que no sirvió para nada, ni tan siquiera para dar buenos titulares de prensa, hoy sigo pensando que me creo esa frase tan habitual en el diccionario periodístico-político español que dice que cuando no sepas que hacer con algo, crea una comisión. A mi, que me vilipendiaron, me insultaron y hasta pusieron en tela de juicio mi honorabilidad, qué ejemplo me van a dar y qué me van a decir aquellos que comulgan con medallones de fantasías y de guerras intestinas por sacar un rédito bastardo a un titular de prensa borracho. Tonterías.

Y no pretendo dar con esto ningún consejo. Que cada cual se saque su diploma, cantaba Bambino.

En Blanco y Negro

La aportación de las nuevas tecnologías a la sociedad actual es algo incuestionable. La presencia de las redes sociales, los blogs personales -como este- y las páginas webs suponen un nexo de comunicación absolutamente mundial y sin fronteras.
Los pasos que se van dando son, en su inmensa mayoría, para contribuir a ampliar las relaciones, eliminar las fronteras y centrarnos mas en nuestras cosas.
Como por ejemplo la página que en Facebook tienen abierto un buen montón de amigos y que hacen referencias a San Roque o a otros núcleos urbanos, como el caso de Puente Mayorga donde han colgado este magnífico video de fotos antiguas que han entresacado de las ediciones de mis dos libros “A la Orilla”, editados en 2005 y 2006.
Pronto, en la primera quincena de Julio saldrá a la calle el número tres de estos volúmenes, con el que se cierra el circulo de este entrañable trabajo que llevo haciendo desde hace varios años.
Gracias, chicos. Sois estupendos. Y estáis demostrando ser unos “auténticos puenteños”. Un saludo a todos.