jueves, 3 de septiembre de 2015

El desplome de Europa



La imagen del pequeño Aylan, el niño sirio de tres años tumbado boca abajo a la orilla de un mar de insolidaridad está terminando de remover las conciencias del mundo como si de una estampa enorme se tratara. Y es que de eso se trata, de una estampa dantesca de un mundo que no sabe coger su rumbo.

     La situación que se viene viviendo en la Europa de la moneda única en los últimos años y especialmente en los últimos meses no es mas que una clara visión de la debilidad de los actuales gobernantes de la Unión Europea que no saben coger el timón de esta nueva situación que afronta una deshumanidad intolerable en estos tiempos.

      La falta de cordura y de urgencia a la hora de concretar una salida a esta gravísima situación no deja encima de la mesa sino la incompetencia actual de unos paises del primer mundo que no encuentran salida a unos graves titulares con los que nos acostamos todos los días y nos levantamos al día siguiente.

     Y todo esto en un tiempo cambiante, en una situación de crisis que no termina de remontar en los paises de la UE y en unos terrenos donde se quieren mover -legítimamente y en lo humano y en   lo histórico- un montón de inmigrantes que huyen de los bastiones islamistas que matan porque si.

     El caso del pequeño Aylan no es mas que uno mas. Tristemente, uno mas. Espero que no nos olvidemos en unos días del dolor y la tragedia de esta imagen. Y que dejemos de ser el viejo continente de la insolidaridad y de la verguenza en el que se está convirtiendo Europa.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Los Libros de Fnac

El olor de los libros es tan genuino que me quedé con el desde mis primeros años cuando empecé a leer y me empapaba de todo lo que caía en mis manos.

      Aprendí a leer casi al mismo tiempo que a admirar y respetar mis adorables libros que he conservado - en su inmensa mayoría- desde que era un chaval. Mas de 5.000 ejemplares han llegado a completar mi particular biblioteca, lugar sagrado de la casa.

     Cuando abrieron las puertas de Fnac en La Cañada de Marbella me hice socio de manera inmediata. Mis compras, generalmente, las hago siempre allí donde caen al año al menos una veintena de ejemplares diversos. Es mi pequeña "cuna de la lectura".

     Y sucede que me estoy descorazonando en los últimos tiempos en mis visitas a Fnac de La Cañada o cualquiera otra como la de la Calle Preciados, en Madrid. Cada vez hay menos libros y mas cosas distintas.

      Puedo llegar a entender que tenga que complementarse todo, que se tengan que añadir nuevos artículos y productos a una tienda que se hizo mayor con la venta de buenos libros y buena música. Pero no entiendo que se llenen sus estanterías de juegos, camisetas o perfumes.

      Por eso estoy un poco desencantado con esto del crecimiento de Fnac. Espero que poco a poco vayan corrigiendo. O morirá mi perfecta librería de hace ya mas de 15 años...