miércoles, 27 de abril de 2016

A Titulo de Vida

Mi amigo Carlos es un agraciado de la vida. Carlos Pacheco Perujo. Hace lo que mas le gusta y lo que aprendió muy de niño a golpe de cabeza, talento y muchos tebeos de la Papelería Goya que compraba cuando era solo un chaval de pantalones cortos junto a la entrañable Librería de Don Emilio en la Plaza de la Iglesia, tan cerca...
 
      Luego le vino la carrera que le ha hecho famoso en medio mundo hasta que un día le nombramos Hijo Predilecto de su pueblo y el mío de por vida. El título mas importante que un ciudadano puede recibir en su pueblo natal y que se le entregara al mas joven de todos los entregados hasta ahora. Que yo recuerde.
 
     Ahora, a medias entre Madrid por lo profesional y su San Roque del alma le pondrán en los próximos días su nombre a una Avenida. La que antes era Avenida Castiella, de  los tiempos del generalísimo, pasará a llamarse en los próximos días con el nombre y apellido de mi ilustre amigo al que tanto le gusta ese arroz amarillo con bogavantes donde el y yo solo sabemos.
 
     Reconocido en buena parte del hemisferio, reclamado en ferias internacionales, editoriales y mercado del mundo del comic se jacta de ser sanroqueño de pro, de los de siempre, de los que no faltan a respirar la humedad de las tejas de las casas de nuestro hermoso casco histórico y a pisar los adoquines de la Calle Rubín de Celis, San Felipe o la Plata.
 
     Y todo esto en vida, en su vida. Y en la mía, que también comparto felicidad con el. No es, afortunadamente a título posterior, ya me entienden. Y mientras tantos Carlos seguirá creciendo por la misma calle que tanto recorrió camino de su instituto y crecerá allende las fronteras de la cultura y la celebridad. Que lo vivas muchos años, pero muchos.

Que se Vayan Todos (II)

La convocatoria de nuevas elecciones para el 26 de Junio de este año estaba cantado desde que se conocieron los resultados del 20 de Diciembre. No había otra.
Lo que durante mas de 4 meses han venido realizando los políticos de nuestro país no es mas que un teatro en el que han entrado al trapo uno y otros en una batalla sin cuartel en la que nos han vuelto a tomar el pelo a los ciudadanos como si de un  juego de PlayStation se tratara. De vergüenza. De vergüenza nacional.
En todos estos meses y como si de principiantes y novatos que estuviésemos en el primer grado de una escuela se tratara hemos asistidos atónitos a los espectáculos televisados que cada día nos han puesto en el telediario de las 3 o las 9 de la noche. Chatarra total de un cuento del que ya sabíamos su final desde el principio.
¿Y ahora qué?. Pues ahora a votar de nuevo. Ya lo sabíamos todos. Se han querido quedar por la cara con nosotros mientras hemos aguantados el papelón de estos tipos, Majestad incluida, que han jugado con nuestros logros alcanzado y la estabilidad de un país que tanto conquistó en el camino de las últimas décadas.
Que se vayan todos. De verdad. Que vengan nuevos servidores. Que cambien las siglas de los partidos si quieren, pero que cambien todos los apellidos y nombres de las bancadas del Parlamento. Que devuelvan de camino el dinero que ha cobrado de unos salarios que no han trabajado durante estos meses y que hagan una bolsa de contingencia para que se eliminen los desahucios, no hayan recorten en nuestros hospitales ni jueguen con la educación de nuestros hijos. De camino, que bajen un poco el Iva cultural para que no nos cueste tanto el disfrute de la cultura a los que nos gustan esas cosas. Y que se regenere la política nacional desde sus cimientos.
Esto es tanto pedir... pero por pedir y opinar que no sea. Aunque todo se quede en los sueños utópicos con los que madrugo alguna que otra mañana.

miércoles, 20 de abril de 2016

De Ortega Bru (V)

La vida de Luís Ortega Brú fue una mezcla de sabores y de sentimientos. Seguro que mi buen amigo y admirado Cronista Oficial de San Roque Antonio Pérez Girón, lo sabrá exponer magistralmente en el libro que publica este próximo viernes en la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de San Roque sobre su existencia.
 
       Los sabores tristes fueron la propia guerra civil española, la muerte trágica de sus padres, las persecuciones que el mismo sufrió y los dolores de la familia que le atormentaron durante casi todos los días de su existencia...
 
       Los sabores buenos fueron el triunfo, el éxito de su carrera, la genialidad de sus manos, las condecoraciones y el éxito que alcanzó en sus piezas, especialmente en las mas populares que son las que reciben el culto religioso y el fervor cada Semana santa por las calles de muchos pueblos y ciudades de España...
 
       Su obra quedó siempre para ser eterna y creo, honestamente, que con la puesta en marcha del Museo Ortega Brú que inauguramos con las piezas que conseguimos en Madrid, se consagra su persona y su genialidad en este centenario de su nacimiento.
 
      Cuando pusimos en marcha el Museo Ortega Bru, el propio Manolo González Scott-Glendowyng me mostró su inquietud por la posibilidad de que una parte de la familia pudiera poner "palos en el camino", con el interés de querer rentabilizar de algún modo la obra y las piezas de Ortega Brú. No se equivocó. Mas sabe el diablo por viejo que por diablo.
 
     Estoy absolutamente convencido de que hicimos bien. Y lo hicimos, además, legalmente. Recibimos y gestionamos en favor de lo público y de la historia de este pueblo sanroqueño que camina en la loma a unos pocos kilómetros de donde reside Gibraltar...
 
      Otro día seguiré con mas...

martes, 12 de abril de 2016

Que se vayan todos

 
      El dantesco espectáculo que estamos viviendo los españoles en los últimos meses ya pasa de castaño a oscuro. A casi cuatro meses del 20 de diciembre en el que depositamos nuestro voto en las urnas, los ciudadanos no sabemos que será ni que rumbo tomará nuestro país.
 
     Los políticos, los de todos los partidos, no han sabido en este tiempo estar a la altura y dar soluciones a las necesidades de un país que demanda respuesta ante los constantes cambios, dificultades, crisis y todo lo que viene detrás.
 
    Se han reunido en un circo multicolor -perdón por los profesionales del circo- en el que han gesticulado, han posado en decenas de fotos y han hecho un teatrillo absurdo en el que creen que los españoles no hemos sentido nada. Pues si.
 
     Ya es hora de la renovación de todos. Pero de todos, ninguno se salva de la quema. Que se vayan todos, que salten la hoguera de un temprano San Juan y se marchen a su casa. Que vengan otras ilusiones y otros sueños. Que ya nos rompieron  las ilusiones. Nos rompieron muchas ilusiones.
 
      Y esperanzas. En Junio nos vemos en las urnas de nuevo, como ya dije a finales del pasado año. No había que ser muy listo.