viernes, 21 de junio de 2013

Tu Mano, mi Mano

Muy tempranito, temprano. Ha sido como el mismo silencio de los bosques, como el mismo esculpir de la madera, como el mismo halo de ternura que siempre transmitió con sus manos. Marina Ortega Bru se ha marchado muy despacito esta misma mañana de viernes en la entrada del verano.
Una vida de lucha conmovedora, una semilla de paz y de calor toda su vida y una fraternidad entre todos. Sin olvidar lo terrible de una guerra que dividió a propios y extraños, que enfrentó a hermanos y que destrozó a un país.
Marina era la ultima de la generación Ortega Bru. Le arrancaron a sus padres en una batalla inútil de odio a la que ellos nunca contestaron. Le ayudé a buscar a Carmen Bru en una tumba sin nombres que nunca encontramos. Publicamos sus tiernas y a la vez terribles memorias sobre aconteceres amargos.
Aún guardo el bordado de sus manos y la memoria fuerte y ágil de tantas y tantas cosas.
Esta imagen que publico podría muy bien ser la última fotografía de ella en vida, en la reapertura del Museo que le abrimos a Luís Ortega Bru en San Roque, junto a Antonio Pérez Girón, compañero y testigo de tantas cosas.
Marina ha sido el ejemplo de ternura, de fuerza y coraje de una mujer ejemplar por muchas cosas. Algunas las empezará a comprender ahora que ya camina por los senderos de la historia.
Un beso, hermosa. Te recordaré siempre con mi compromiso.

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