sábado, 3 de enero de 2009

El Titanic

Están las aguas revueltas. La crisis nuestra de cada día sale a cada momento con nuevos substerfugios, paréntesis, leyes, retos y expedientes de regulación de empleo, entre otras maldades que nos está trayendo este temporal que estamos viviendo los españoles y los ciudadanos de medio mundo.

Me contaba el otro día un buen amigo que esta crisis es el mejor simil del Titanic, aquel enorme barco que todos conocemos como el protagonista de la una de las mayores tragedias de la humanidad.

Me decía mi amigo Juan que la crisis es el Titanic que ya ha chocado contra el iceberg que provocó su hundimiento. El barco está empezando a hundirse y mientras, en la borda, la orquesta sigue tocando al son de los acordes de cualquier pieza musical.

Lo peor de todo es que las barcas salvavidas son pocas, muy pocas. Muchos caerán al vacio y se hundirán, muchos perecerán y solo unos pocos -los que caben en las barcas- son los que se salvarán.

Luego tendrán el gran reto de remontar y de volver a empezar. Desde luego, no cometiendo los fallos tan enormes que tenía el Titanic.

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