martes, 26 de febrero de 2013

Espíritu Caparrós

La celebración del Día de Andalucía es una buena oportunidad siempre para refrescar la memoria, para recordar lo que fuimos y hacia donde queremos caminar. Este jueves, otro 28 de Febrero.
Y en este batiburrillo de cosas que tenemos en las ocho provincias en estos momentos, con las afrentas de los políticos en estos duros tiempos, mas mirando sus propias incapacidades que caminando en la búsqueda de las soluciones a los problemas que nos acucian no estaría mal -nunca está mal- recordar los años de la transición andaluza en la que muchos dieron su vida por un ideal cual Blas Infante, para que la memoria, frágil composición del cuerpo humano, no nos traicione.
Fue ese 4 de diciembre del 77 y muy bien narrado por decenas de publicaciones pero con especial rigurosidad en la edición de Rosa Burgos que publicó hace unos años "La muerte de García Caparrós en la transición política", editado por el Ateneo de Málaga. 
En una de esas tantas manifestaciones que corrían por las calles de nuestras ciudades, con los grises detrás y con una bandera verde y blanca en la mano. Muy cerca de la Alameda de Málaga, como dice la copla de Raza Mora una bala traidora le quitó la vida. Una joven vida perdida tristemente que algunos, enemigos de la libertad, no echaron en cuenta en esos difíciles días de gritos, democracia y pluralidad en las calles.
Nunca se supo realmente quién pulsó ese maldito gatillo. Pero ahora, por estos tiempos, otros gatillos están disparando contra nuestras libertades, contra nuestro bienestar y con nuestra identidad de andaluces.
Este año le nombran a García Caparrós, 36 años después de que se fuera, Hijo Predilecto de Andalucía. Como si no lo fuera desde aquel frío diciembre en que dejaron su cuerpo destrozado en una esquina frente al Puente de la Alameda de Málaga.
Aquí estamos otra vez, levantando la bandera de nuestras libertades y de nuestra propia tierra, si nos dejan.
Si nos dejan.

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