La justicia también puede fallar. Y de hecho, todos los días falla, en favor de unos y de otros.
En este fresco fin de semana he tenido oportunidad de ver en uno de los canales de la Sexta TV un reportaje sobre algunos jueces "estrellas" -que poco me ha gustado siempre esa definición- que por uno u otro motivos están en los titulares de los medios de comunicación mas que los protagonistas de los casos que llevan.
En ese amplio reportaje pude escuchar declaraciones y afirmaciones severas y serias que me pusieron los pelos de punta. Pensar en que hay jueces que hablan de que les persiguen, de que están siendo investigados muy de cerca por ellos saben bien quién, que les atosigan con los insultos, las descalificaciones. Que le siguen desde casa al trabajo, que saben bien donde viven sus padres, donde estudian sus hijos y donde trabaja su mujer son afirmaciones muy serias y duras que no se deberían admitir en un Estado de Derecho que dejó atrás la Transición, la cal viva, los Gal y unas pocas de cosas mas.
La verdad es que estas afirmaciones, mas propias de estados bananeros, de dictaduras férreas y de países con poco desarrollo no tienen sentido en una España que intenta a golpes salir de esta maldita crisis en la que unos cuantos nos metieron. Poco tiene esto que ver con las libertades, los derechos logrados, las metas alcanzadas y la libertad conquistada.
Me he quedado preocupado en el fin de semana. Y quiero pensar que esas afirmaciones de unos y otros jueces se puede deber mas a un "calentón" que a una realidad palpable. Pero estos jueces también me merecen todo el respeto del mundo, todo. Por eso, espero que el pulso no les tiemble, que no les haga dudar. Habremos perdido un siglo de conquistas.
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