Como una cosa que llega sola, como la brisa mas suave del mes de abril, como el silencio de la noche que llegas a querer. Así es la llegada cada año de la salida a la calle de La Señora.
Como hace tantos y tantos años aquellos que fuimos niños y luego jóvenes, hoy adultos. Como el susurro de los cristales de sus candelabros que engalanan el trono de Ella, como el amor de un hijo que devuelve a su Madre, así es esto que no cesa.
Como aquel verso de Rafael Caldela, como esos recuerdos que nos llevamos con nosotros todos los días, como ese clamor de las cornetas en plena calle Algeciras cercano a Santa María La Coronada, así es la pasión de cada año por estas fechas.
Como esa oración en silencio por los que lo están pasando mal, como aquel que lucha en la vida por un puesto de trabajo, como la honestidad de quienes no se dejan romper el alma, en la solidaridad de quienes pierden su casa por esta maldita sociedad que tanto ataca, como ese suave murmullo que te acompaña minutos antes de tu salida desde la Capilla...
La Señora vuelve. Mejor, nunca se ha ido. Sigue aquí con su corazón abierto a quienes le vemos cada Miércoles Santo su cara, ese rostro divino que nadie entiende y que cautiva a borbotones. Así seguiremos tus pasos un año y otro. Y otro mas.
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