lunes, 29 de agosto de 2022

¿...quién me Robó la Luna de Cádiz?


No importa quién fuera ni que prepotente actitud impusiera retirarme la libertad de poder respirar de vez en cuando la brisa de la suave Caleta gaditana que tantos años he disfrutado.

    Da igual que me hayan querido robar la alegría de pisar los adoquines del "Cadi Cadi" que tantos días he vivido a lo largo de mi vida; especialmente en los últimos 20 años de existencia.

    Es lo mismo que me hayan querido eliminar de disfrutar de tus pescaitos fritos, mis noches en "Casa Rafael", en el Habana Café o El Cañón de la Ana de mis amores. No se puede robar lo que está pegado a ti, lo que tienes a tu lado y lo que llevas impregnado en la piel.

    No tiene mas importancia que me hayan querido hurtar de ver tus calles, pasear por la eterna Alameda, perderme por Santa María e ir a parar a la mismísima puerta de la Cárcel Vieja, mirar fijamente los dinteles de las fachadas del XVII y del XVIII en los que me pierdo loco de amor...

    Es igual si han querido romperme el corazón para no escuchar coplas cualquier día de febrerillo de Carnaval en las esquinas de La Viña, Mentidero o cerca de Correos, donde las coplas vuelan por la calle Libertad a ritmo de tango de la tierra.

    No supone mucho si me han querido eliminar de la lista de "gaditanos prestados" que siempre he hablado bien de la tierra, si he querido nacer donde me ha dado la gana -como bien dice la leyenda del lugar donde nacen los de Cai- o si he mirado muchas noches las lunas desde la Plaza España de tantos encuentros.

    No, no importa. Lo que se lleva en la piel no se desprende, no se olvida. Lo llevas contigo el resto de tu vida como las arrugas de la piel y los archivos de la retina mas intensa. Y ahí seguirá estando Ana, Amparo, Tony, Rafael, Ángel, David, Lolo, Paco, Waldo, Antonio, Ricardo y tantos que me han brindado su amistad a lo largo de estos años de amor gaditano.

    Habrá cabrones que solo luchen por el dinero, el bestial capitalismo, la bolsa o la vida y su cuenta de resultado. Pero ya nadie me puede quitar mis noches de pasión, la lluvia intensa cerca de Beato Diego o de Rosario, allá por Sagasta, ni el mejor mojito del Habana o la mas intensa noche de coplas del Pay. Eso, me lo quedo yo para mi por mucho que hayan querido robarme la luna de Cádiz.

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