Paco se sintió mal cuando jugaba en la playa con sus hijos, muy cerca de su casa en Playa del Carmen y Punta Esmeralda en la playa del mismo nombre. De allí su esposa le trasladó al centro de Hospitén en la misma comunidad de Playa del Carmen, donde poco pudieron hacer por salvar su vida y donde dejó de respirar para siempre. Hace poco menos de un mes he pasado por esa misma puerta del Hospital donde murió Paco. Y un algo de frío recorrió mi cuerpo.
Hace poco mas o menos unos 5 años conocí, en uno de mis desplazamientos por La Habana, al chofer que tuvo Paco en la Isla Mayor de las Antillas, cada vez que visitaba esta parte del Caribe. Nos contó mil y una anécdota y nos habló del artista pero sobre todo del hombre buena gente que fue Paco, el de la Bajadilla algecireña.
Después de decenas de discos, de un pasodoble inesperado de Antonio Martín en el Falla de nuestros amores, después de su sepelio, de las palabras en el ofertorio de Juanjo Téllez en la Iglesia de la Palma, de los aplausos, del Centro Cultural que llevará su nombre en la antigua Comisaria de Policía de Algeciras que tanto le está costando terminar -no quiero saber porqué- al Ayuntamiento de Algeciras y de los recuerdos de Alejandro, Pepe, Malú y la infinidad de amigos y artistas, aquí sigue. Aquí seguimos hablando del mas grande músico andaluz que parió una buena mujer.
El mejor, sin dudas. Al que han descubierto nuevas grabaciones por estos tiempos de hace tiempo, al que personajes de ayer y de hoy rememoran y sacuden del olvido para seguir creyendo que aquel fatídico día de febrero no solo se nos iba el mejor de los guitarristas del mundo. Se nos fue una buena persona.
(No estoy seguro pero creo que esta fotografía es de Pablo Juliá. Le pido disculpas por la publicación).
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