lunes, 15 de julio de 2024

El Aroma de una Madre


       
         Este 16 de Julio vuelves a cumplir años. Vuelve a ser tu cumpleaños. Exactamente 80 años que son los que cumples, Antonia. Y el aroma de una madre sigue tan cerca que casi me está empapando el rostro como aquel chiquillo que era cuando llegaba el día de la Virgen del Carmen y metía los pies en el agua para luego bañarme entre las olas de nuestro Puente Mayorga bendito por los años; por mucho que lo quieran maltratar.

Hace ya 18 años que te fuiste en aquella maldita mañana de miércoles 16 de Marzo del 2006 con solo 62 años y en la plenitud de una vida que estabas disfrutando como nunca después de toda una vida de hijos criados, despedidos y hasta robado. Y esto es la primera vez que lo digo, madre. Convencido de que algún día debería saberse esa verdad que la vida nos ocultó durante, creo, 44 años.

Y es que no lo puedo evitar. El mismo aroma que tuviste, el de una madre inolvidable regresa a mi muy intensamente cada 16 de Julio, el día de tu cumpleaños. Como aquel niño que traía a casa tizas de colores para pintorrequear el suelo rojo del salón de la casa. Como aquel niño que ayudaba en misa de Santiago y luego La Inmaculada donde se casara, y yo fuera testigo, el mismísimo Camarón. El aroma de los besos que me dabas cuando padre me pegaba con la correa por alguna de las miles de travesuras que hacía de niño con pantalones cortos.

Igual que cuando me dejabas en el autobús para ir a Puente desde la parada de La Banqueta de La Línea para pasar todo el verano en la casa de abuela Isabel, cerca de abuelo José, con mi hermano Javi a quien no soltaba de la mano hasta que llegábamos a la casa de los abuelos. ...ayhhh cuantos y cuantos recuerdos de tantos años, de tantos cielos vividos, de tantos aromas, Madre.

Y ahora, que los vientos no soplan para nosotros como quisiéramos, déjame de nuevo mandarte un beso en tu día, en tu mes y en tu año 80 de vida en la memoria de estos hijos tuyos que no te olvidarán nunca porque fuiste la mejor de las mejores y el intenso aroma que dejaste, madre, sigue impregnado en la piel que nos acompañará mientras vivamos. Mientras, la puerta sigue abierta...

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