domingo, 20 de diciembre de 2009

Que te vaya bonito

Cada día me cuesta mas escribir textos para gente amiga que se nos va de nuestro lado. Y en este blog ya he hecho referencias a nombres que me importan y que se nos han marchado recientemente; Tobalina, Viso, Almagro, Pepe Vázquez... Son como textos terribles que uno nunca quiere escribir y que se pasean por la niebla del espeso bosque en el que caminamos.

Ahora, Pepe Barroso. El militar prejubilado, el amigo siempre rebelde, las voz de las calles de mi pueblo, el costal del Nazareno que sigue ahí, el de los partidos y las ideas, el locutor de la Semana Santa en mares de lluvia, el del mar, el dios del mar, Poseidón.


La sal y la pimienta de muchos de los comentarios de este blog desde que yo lo creara, aunque me jurara y perjurara que nada tenía que ver, hace poco mas de dos meses, en una cena de amigos con Antonio García y el, en su Torreguadiaro adoptivo desde el que veía el mar plácido. Siempre el mar...

Y sin decir adiós, sin dejar que le veamos la cara, sin hablarle del último texto escrito en su blog que huele a tinta fresca y sobre el que no pude cambiar impresiones, se nos va a modo de un viajero que camina por Portugal, enferma rápido y dice adiós con su mano desde una fría camilla de hospital. Valiente cosa esta de la vida. Que jodido, Pepe, que jodido.

Hablamos cientos de horas, nos entendimos, nos respetamos y, sobre todo, nos guardábamos cierta lealtad de sanroqueños. Ahora, Nina se queda con miles de recuerdos, con los que sé que va a vivir en un hermoso romance que no se perderá nunca . A los demás nos has dado un berrinche enorme esto de tu marcha tan inesperada.

Y mientras, los Vientos del Pueblo sonarán en tu homenaje en la voz de Serrat con ese Miguel Hernández del que tanto aprendiste en tu juventud y que cumplirá su primer centenario en pocas semanas.

Allá donde estés, Donguido, Barroso, Pepe, Poseidón. Allá donde quieras estar ahora y con un nudo en la garganta: que te vaya bonito.

2 comentarios:

Carlos Pacheco dijo...

Lleva días sin parar de hablarme...con su bañador rojo...en la orilla de su Torreguadiaro, recién bajado de la barca, hablando de Wikipedias, de viajes en caravana, de Ibáñez, de Machado...mirando el horizonte, siempre, hablando contigo...pero con la vista puesta en el horizonte.

Las Calles se quedan jodidamente solas, y su trono marino...abandonado. ¡Qué disgusto más grande nos has dado! Si es que eres genio y figura....

Te queremos...te querremos.

CARLOS PACHECO.

Anónimo dijo...

Si señor. Si señor. Un beso, Pepe.