Todo está preparado para la noche mágica de la ilusión de todos, especialmente de los niños. Bajo el árbol -según cuenta la tradición- llegarán sus majestades esta noche, a cualquier hora y dejará a cada uno lo que le corresponda, amén de lo que se haya merecido. Habrá carbón, porque sigue habiendo gente no tan buena y habrá miles de regalos en un acontecimiento que ha perdurado por los siglos.
Recuerdo mis primeros reyes, los segundos y hasta los de hace un año. Siempre me trajeron algo, por muy pequeño que fuera el detalle. Señal de que tan malo no soy, aunque se que no soy perfecto.
Gaspar, Melchor y Baltasar volverán a venir esta noche, estoy seguro. De cualquier modo no le quiero pedir mucho mas que salud, aunque esto suene a tópico por todas las esquinas.
Ojalá que, además de la salud, de la que he estado un poco falto en los últimos meses, nos llegue desde Oriente la suerte de poder encontrar en este 2012 la solución al problema de tanta gente que nos rodea. Lo demás, es otra historia.
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