Consagra la Constitución de todos los Españoles el derecho al honor y a la intimidad de los hombres y mujeres que conformamos este país de nuestros quereres.
Hablaba esta tarde con una persona a quien quiero demasiado y que está dedicada por completo a la cosa pública de nuestro pueblo sobre el derecho al honor, el respeto hacia las personas y esas cosas que tanto se olvidan cada día en tantos sectores de nuestra sociedad. Tristemente.
Me atacaron mucho en mi etapa de político, demasiado. Levantaron calúmnias, atentaron contra mi honor, me tiraron por el suelo en la dignidad y quisieron hasta atentar contra mi intimidad. Hicieron mucho. Unas veces - la mayoría- dejé pasar las hojas del libro porque quienes me acompañaron me aconsejaron que no hiciera caso a nada ni a nadie. Otras luché en los juzgados que me dieron o quitaron la razón, según vieran.
Pero así es. Hay perros de caza, casapolíticos, kamikazes de los partidos, chupópteros que no valen para nada sino para insultar, lanzapetardos que solo buscan la oportunidad de un pobre empleo de temporada porque no saben hacer otra cosa y poco mas. Son personajillos de quita y pon que tienen los pies de barro y que se caen en cuanto el viento sopla un poco mas de lo normal.
Pero también es verdad que si hoy volviera empezar no dejaba pasar ni uno. A ni uno. No les dejaba que se resbalaran ni lo mas mínimo y no les dejaba mal usar el lenguaje fino y elegante que tenemos los españoles ni un solo segundo.
El derecho al honor, a la intimidad, a la vergüenza y la honra de las personas está consagrado. Y los tribunales tienen que dar a los ciudadanos de bien las garantías que el propio estado ofrece. Sin mas.
Por mucho que un desvergonzado, en aras a La Verdad, quiera cambiar el sentido de la historia. Otra día os contaré mas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario