Faltaban pocos minutos para las 8 de la tarde. Era un 1 de Diciembre de principios de los 90 y el público rebosaba la sala para escuchar a los ponentes. Se habló de riesgos, de peligro, de vida y muerte, de focos de infección, de alerta mundial. Manuel estaba entre los oyentes.
Poco después de se fue dejando una estela de arte en sus manos y el cariño de su gente que le sigue echando de menos.
Hace ya un cuarto de siglo y la cosa ha mejorado pero no. El VHI sigue siendo una lacra que no cuida la sociedad ni que termina de curar con esa vacuna que salve a miles de ciudadanos del mundo.
Casi un 84% son hombres y el 16% mujeres de diversos sectores que siguen luchando por vivir. Hoy es su día. La Vida debe prevalecer y algún día, espero no muy lejano, será solo historia. Aunque en el camino se haya dejado la vida de miles de historias. Como la de Manuel.
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