Y paso a paso, caminando lentamente, llegamos a otro Miércoles Santo Sanroqueño en el que se dibuja el perfil de La Señora. Ella es la misma que nos ampara desde hace tantos años y que gobernara entre los adoquines el mejor Capataz del Mundo que nos sigue desde "arriba", Manolo...
Y ahora, aunque mis textos no salgan en los boletines oficiales ni en la prensa de la zona, te sigo escribiendo desde mi humildad y desde mi angustia de cada año. Por no faltar, Madre, por no faltar. Porque sabes que esa fue mi promesa de niño.
Por estar a tu lado otro año. Este, también. Todos son importantes, pero este mas si cabe por aquello de que mi descendencia crecerá e intentaremos transmitir el amor y la pasión que te tenemos...
Te miraré desde una esquina, desde una doble fila en cualquier acera donde seguro nos llegará tu intensa fragancia, después de tantos años bajo el varal.
Y te pediré -porque así somos los andaluces y gaditanos- que sigas dándonos salud, mucha salud por otro año mas. Señora, Madre... la calle te espera Angustias. Mis Angustias del alma.
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