Si, ya se. He escrito varias veces sobre la vacuna de la Covid-19 y, como me dijo ayer un amigo por teléfono, "...te estás poniendo pesado con tanta vacuna, ya llegarán".
Pero es que la cosa clama al cielo, de veras. Ahora resulta que escucho en las noticias que las jeringuillas que se están distribuyendo para que nos pongan las vacunas no son las mas apropiadas para este tipo de vacunaciones por no se que tipo de cuestiones. Increíble.
Un mundo mundial que es capaz de mandar cohetes a la luna y ante la mayores de sus crisis desde hace un siglo, por encima de guerras civiles y mundiales en todos los continentes, no saben acertar a la hora de elegir cuestiones tan vitales para sobrevivir como el diámetro de la jeringuilla con la que hay que vacunar resulta, cuanto menos, increíble.
A los numeritos que nos vienen ofreciendo políticos de diverso color que se están poniendo las vacunas por la cara, saltándose por encima a usuarios, sectores de riesgo y todo esto hay que sumarle que las unidades de vacunas no llegan, que siguen viviendo con cuentagotas enormes que provocarán que la población no está vacunada hasta, al menos, casi dos años. Al tiempo.
Le hablaba a mi amigo curioso de mis opiniones sobre la vacuna que en verdad lo que se debía hacer era ceder los polideportivos, las iglesias, cuarteles y equipamientos militares, los centros culturales e instalaciones similares para que el personal, en colas que mantuvieran las distancias de seguridad se vacunara en cada país en un plazo máximo de un mes. Para ganar la guerra, como en la guerra. Pero no.
A nadie se le escapa que el capital -no la capital- el capital tienen mucho que ver con esto de la distribución de vacunas, amén de los problemas que ya están saliéndole a las empresas fabricantes y que, ojalá que no, también podrían demorar la tan ansiada inmunidad.
Esto va para largo. Al tanto de todo.
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