Cenamos tres, solo tres. La distancia y las medidas de seguridad es la mejor garantía para que no se trasmita este maldito virus que no tiene piedad y que nos puede tocar a cualquiera de nosotros. Una nochevieja extraña, si.
Dejamos un año muy duro y difícil, con problemas y lamentos por cada esquina y con la marcha de muchos de los nuestros. De aquí, de este suelo, de este rio y de este mar.
Y los datos, las cifras, las morgues, los hospitales provisionales y gigantes donde antes se celebraba una Feria Internacional de Turismo y que ha acogido a miles de afectados, algunos fallecidos...
Un drama ante este paisaje que nos llega en el 2021 que no sabemos lo que nos traerá pero que parece que no será fácil de resolver ni para mandatarios ni para ciudadanos corrientes. Pastel por delante, se llama.
El año que llega seguramente no nos deje muchas alegrías y por ello sería sensato que nos preparemos a la realidad a cada día. Cada día vivido, uno mas, uno menos. Agarremos los días con las manos fuerte y vamos a tomarnos el sorbo del café con la mejor empatía. Mañana no sabemos si habrá.
Así de duro, así de real, así de fácil y de difícil. Así esperamos al año que llega.
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