En la noche de este domingo, 28 de Julio de 2024, sobre las 10 de la noche y mientras escuchaba las noticias sobre las elecciones presidenciales en Venezuela me dio la tentación de publicar un mensaje en FB sobre el resultado que yo estimaba iba a tener estas elecciones. Al final no lo hice. Lo debería de haber hecho; 51,7 para Maduro y 43,8 para Edmundo. No me hubiera equivocado, estaba cantado.
Los relojes antiguos, esos de mitad del siglo pasado que algunos tenemos en casa, funcionan solo si se les da cuerda, un coñazo, vamos. Por eso, la inmensa mayoría lo ponemos en las 10 y 10 horas. Es una forma de decoración para decir que están "vivos" y que funcionan aunque no se les de cuerda...
Algo así es lo que me ha pasado con el resultado de las elecciones de Venezuela. Que aunque nos cae muy lejos, nos cae muy cerca porque son países "hermanos" desde la historia, la cultura, el habla y multitud de cosas mas,
Era muy difícil, imposible, que el bruto y bravucón de Nicolás, empaquetado en el poder desde hace casi un cuarto de siglo dejara perder el poder por muy larga que fueran las colas de los votantes a las puertas de los colegios electorales y aunque todo sonara a un grito de esperanza para eliminar a un dictador de poca monta que ha llevado a Venezuela a la peor de las ruinas en un siglo.
Con mas de 61 años, el viejo dictador no perdería su preponderancia en el cono latino ni en los mercados internacionales donde negocia con el petróleo que trae de ruina y miseria a su pueblo.
Así son las cosas. Estaremos atentos a las novedades de estos días en Venezuela, pero este grandullón no se bajará de un burro en el que no le importará tener "un baño de sangre" si no le dejan seguir manejando las cuerdas de uno de los países que ha reclamado su libertad y su democracia y no le dejan por la fuerza de unos pocos. Pena de Venezuela.