lunes, 19 de julio de 2010

Del Agua

Nace casi en la cúpula de la montaña, muy cerca de uno de los riscos mas altos de la cordillera. Pura, agua pura y sana, la mejor de las intenciones de la madre naturaleza y del Dios que anda allá, detrás de la cumbre...

Brota pequeña, poca agua, una cuerda líquida que recorre los primeros metros de la superficie hasta llegar a una zona boscosa donde se hace mas húmeda la presencia del líquido elemento...

Pasa por los límites de las huertas y de las tierras de los que hoy labran obreros del campo y antaño los terratenientes explotaban para sus riquezas. O son hoy los terratenientes y antes fueron los obreros, que al final da igual. La cosa es que se roza con los abonos de los cultivos y hasta con las fecales de aquella casita de campo en la que comen los propios obreros...

Sigue la línea de agua, sigue el cauce y el río abajo por entre las fértiles tierras de los nuevos campos de mi tierra mas cercana. Se juega con el ruido cascabelero de alguno de los saltos de esta orilla del río de mis pasiones...

Se ralentiza la corriente acá, muy cerca ya de la desembocadura para recibir el beso de los residuos de aquella central que nadie quiso y todos aplaudieron. Otra fosa mas para que el agua deje de ser potable, pese a que los charcos sirven para el buen chapuzón de los mas jovenzuelos que se tiran al baño con sus miles de travesuras. En la bajada de la loma, junto al cauce, otro imperfecto lanza objetos y restos de basura al cauce del río milenario...

Llega por fin el cause hasta el mar. Agua negra, espesa y maloliente. No ha podido ser mas cruel el camino ni la travesía.

De aquellas aguas, estos lodos. Decía el refrán.

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