lunes, 19 de marzo de 2012

Una ración de Jamón


La simpatía era poco para resumir la gratitud de una noche entre los vientos de la ciudad del Estrecho. La alegría se rebosaba desde nada mas entrar por la bendita cocina de los puercos donde se respiraba taberna desde la primera pisada. Las buenas compañías, el humor y la gratitud a la vida por tantas cosas formaba parte del enorme ser humano que capitaneaba la Casa de Juanluís, en esa estrecha calle, tan cerca de San Mateo.
Cenas hasta la madrugada con decenas de amigos que nunca olvidarán la grata compañía que ha sido tenerte todos estos años con nosotros. Hasta que un día de marzo has decidido irte para seguir siendo el sabio tarifeño que tantas sonrisas has dibujado en las caras de miles de amigos.
Te conocí hace tantos años que ya ni recuerdo. Aquella edición de un periódico extraordinario servía de excusa para empezar una amistad y una admiración que nos hemos profesado durante todo este tiempo. Luego las comidas familiares, los amigos, las noches de tertulia y el amor a tu familia que nos transmitías hicieron lo demás.
Tu no tenías carta ni platos. Todo eras tu y tu genio universal que, aún hoy, sigue en deuda devolverte tu querido pueblo tarifeño.
Vaya añito que llevamos, Juanlu. Danos una sonrisa desde esa nueva mesa en la que te has sentado para seguir contando la mil aventuras de la vida, anda. Y que el jamón no falte, aunque sea con el plato boca abajo, como a ti te lo gustaba servir.

No hay comentarios: