Ya la escuchaba de niño, cuando en la azotea de la casa de abuela Isabel escuchaba una grande y antigua con la que sintonizábamos Radio Ceuta y escuchaba las dedicatorias de las dos orillas durante horas y horas. La madre para su hija que hacía su primera comunión, Pepito que le dedicaba una copla de Juanita Reina o Manolo Escobar a su amada María y mil conversaciones de amor y de pasión que la radio hizo en esos años entre las nuevas parejas y los nuevos amantes.
Así hasta que Maribel Solís, Pepe Ojeda, José María Nieto, Antonio García o Juan Carlos Narváez dibujaron con sus voces el paisaje de mis oídos de juventud. Hasta nuestros días que escucha uno las dos o tres cadenas al día y a ratos para que nos traigan los buenos momentos de la realidad y del momento. Es la radio, nuestra radio.
Por medio, aquellas Radio "Bahía", "Radio San Roque en la Bahía" o "Radio Sur" que formaron parte de nuestras inquietudes y aficiones hasta que se convirtieron en profesión de muchos de los que "jugábamos a la radio".
Han pasado los años, yo medio siglo. Y la radio sigue viva. Presente y perenne en un camino que no se desvirtúa de las costumbres de este hombrecillo que poco a poco se hace mayor.
Es siempre la radio. Desde el "Mar de coplas" de Inma Jabato y su buena gente hasta el "Hoy por hoy" de Juanma Dicenta o las notícias de Onda Cero o la Cope en la comarca, dá igual el sintonizador o el punto en la cuerda, que ahora es digital.
La radio forma parte de nuestra vida como una cosa mas, como un síntoma mas. También hoy, en su día mundial.
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