martes, 8 de julio de 2014

Villar Cerón

En estos días se ha marchado con discreción. Con la misma elegancia que ha vivido toda su vida y con el mismo buen saber que le caracterizó durante muchos años.
Le conocí hace cerca de tres décadas, cuando daba mis primeros pasos en la comunicación. Y cuando el estaba en pleno apogeo de su carrera política.
Recuerdo sin embargo antes, mucho antes, el adiós de su mujer cuando vivía en su casa familiar frente al cuartel de la Guardia Civil de la Avenida de la Banqueta donde yo también vivía con mi familia. De eso tiene que hacer casi 40 años. Le recuerdo pasear con su estilo personal, no insultar nunca, trasladar los problemas de La Línea, hablar con palabras medidas...
Le recuerdo en declaraciones a los medios en los que trabajé siempre mirando por el bien de los demás.
Y ahora se nos fue con la callada discreción que solo saben hacer los grandes. No fue Alcalde de su pueblo, posiblemente su gran aspiración. Pero fue un firme defensor de sus intereses y de su gente. A honra la lleva. En su vida y en su marcha.
Caballero, que la gloria le sirva para disfrutar de los disgustos que la vida le dio.

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