Quedan
solo horas para que celebremos el Día de Andalucía, el día de los andaluces… la
verdiblanca de nuevo en el corazón de los habitantes de esta bella tierra. Muchos
la llevamos todo el año, algunos de vez en cuando y pocos nunca. Y no saben lo
que se pierden.
Me ha fascinado siempre el viajar. Ha sido
de los placeres que no he podido evitar cuando he tenido una oportunidad y a
precios económicos y razonables me he movido por medio mundo con una u otra
oportunidad que la vida me ha brindado…
Visité Punta Ballena, allá lejos en el
Uruguay de ultramar, las chacras que miran al mar entre las playas de punta
brava y playa mansa. A mis 50 años puedo decir que estuve en el maravilloso
paisaje arquitectónico que creó Páez Vilaró en su Casapueblo sin medidas. Conocí
de cerca muchos rincones de la habana, Pinar del Rio, Varadero y matanzas en la
amada Cuba que tantos recuerdos me traen y degusté el perrito caliente muy
cerca de Sant Pancras y la Quinta Avenida
Conocí la Torre Eiffella
City londinense, mientras miraba de cerca el Río Tajo lisboeta,
desde cualquiera de los tranvías que recorren sus centenarias calles.
Medio mundo, mire usted, medio mundo. Y
me prometo que quiero seguir visitando y conociendo el otro medio que me queda
en lo que de vida me quede y pueda recorrer.
Pero nada como nuestro suelo y nuestro
cielo, nada. Nada como esta Andalucía de brisas de mar, de nieve en las sierras
y verde intenso en sus campos. Nada como el perfume de azahar de las primaveras
semanasanteras de nuestras calles y el tinto de verano y el pescaito de
nuestros veranos intensos, nada como la pasión de nuestras fiestas y el color
de nuestras fachadas, blancos como la nacar…
Nada como tu, Andalucía. Es tu día, es
nuestro día. Felicidades a todos nosotros mismos. Por la tierra que nos vio
nacer.
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