Paco llevaba muchos meses aburrido, con la cara bajada y la piel blanca por falta del sol que siempre le alimenta las buenas jornadas de trabajo del que está enamorado y que le enseñara su padre siendo un chiquillo.
Lo vi estos días atrás como siempre con la alegría que le caracteriza y con el brío que le sostiene en considerarle uno de los mejores profesionales del sector. Siempre me sonrie, siempre. Y siempre sirve a todos sus clientes con una elegancia que a nadie deja sin efecto.
Han sido meses duros, meses malos, fatídicos. No solo por la carensia de tarabajo, por no acudir cada día a su "curro", sino porque los euros le han faltado en la casa como a otros tantos cientos de miles de personas en este país. Y porque no ha podido mantener el contacto sano que tiene con sus clientes a los que cuida con el entusiasmo y mimo que ha profesado siempre.
Paco ya es felíz. A vuelto a su trabajo, madruga y se acuesta tarde pero no le importa nada que duerma poco. Su hijo ya ha notado el cambio de cara de su padre y su esposa está mas alegre que nunca y Paco lo sabe.
Este buen hombre es muy joven y fuerte. Otra historia mas que contarle a sus nietos en el devenir de la vida, cuando de vez en cuando de un paseo por la Plaza España y le cuente cosas de siempre a sus herederos. Pero para eso aún faltan muchos años.
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