Cuento Chino

Los cuentos vienen de largo y de largo viene la melena.

Hace muchos, muchos años, llegó a este pueblo un circo con un montón de artistas. “El Melenas” era el director del circo. Un circo en el que solo se usaba el calificativo de traición y unidad.

Impulsó el circo, desde los principios, sin que nadie le entendiera una “unidad” entre los grandes artistas para que los mas débiles y pequeños no tuvieran posibilidad de crecer ni brillar con luz propia. Pedía algo así como que “solo existan el Real Madrid y el Barcelona”, el “José Tomás y Cayetano Rivera”, “Alberti y Lorca” y “El Mundo y el País”.

Quiso desde los principios eliminar todo lo demás, porque lo demás no era válido. Quiso hacer una cantata de música celestial influyendo en empresarios, promotores, regidores de poca monta y aspirantes ambiciosos con los que no dudó conspirar de mil maneras.

Amante de la buena mesa, gorrón por cuenta ajena, quiso convertirse en merecedor de justicia, impulsor de la lealtad y ejemplo de honestidad. Nada mas lejos de la realidad.

Habló siempre en las presentaciones de sus espectáculos circenses de “traición” porque, de verbo fácil, no le importó nunca herir sensibilidades, atacar al débil y enamorarse de la noche para conspirar de mil maneras.

Todos le odiaban, pero todos le temían. Menos el chico, el pequeño titiritero que nunca lo aceptó. El que nunca se prestó a sus chantajes ni a sus desmanes. Un día, al Melenas le traicionó el orgullo y hasta le vistieron de payaso para que el público se riera de él en el centro de la pista. Todos se chiflaban de su aspecto y de su desastroso comportamiento. Nada hay eterno.

Finalmente, le expulsaron del circo, los artistas fueron más y mejores artistas y al pequeño titiritero le nombraron director en el lugar que siempre ocupó el traidor que nunca logró la unidad.

Como queda claro, este cuento chino es una pura fantasía y cualquier parecido con la realidad es, sencillamente, pura coincidencia. Aunque a veces no lo parezca.