jueves, 24 de mayo de 2012

Guerra el el Mar

La batalla de las aguas sobre Gibraltar no es una cosa nueva. De vez en cuando, cuando entra un nuevo ministro en Gibraltar, cuando las negociaciones sobre cualquier asunto que les interesa a los yanitos no sale como ellos quieren o cuando el foto tripartito, aquel que se inventaron, no funciona; empieza de nuevo la batalla.
Y siempre con los más débiles; ataques a los pescadores que luchan por unos pocos de cientos de euros en una salida, largas colas en la frontera a uno y otro lado de la verja y una batalla dialéctica en los medios de comunicación de medio mundo que no lleva a ninguna parte. 
Cada uno, en esto, echa el pulso que mas le interesa y siempre perdemos los mismos. Finalmente, se va suavizando todo en unas pocas semanas -porque nunca podría ser de un día para otro- y aquí no ha pasado nada.
De una vez por todas, alguien debería coger esta sartén por el mango y darle ya una resolución definitiva que dura demasiado y que aunque para nada Gibraltar valga una guerra, esta batalla la tenemos que ganar todos. De la mejor manera, de la mas entusiasta forma. Recordando una cesión vergonzosa y un Tratado incuestionable.
Ya son demasiados estos 308 años. Pero me parece que nada ocurrirá. Y nuestros nietos seguirán escuchando hablar de ocupación ilegal de aguas, de crecimiento desmedido en el mar, de largas colas, de blanqueo de dinero y no se que cosas mas.
La valentía siempre ha sido la que ha hecho historia. Pero la historia no para de cebarse con esta comarca y sus habitantes, mientras los políticos nacionales de turno solo se acuerdan del Campo de Gibraltar para comer en buenas mesas y usar nuestras carreteras. Así, sin mas.

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