Ni siquiera recuerdo cuando tuve en mis manos el primer libro. Lamento no saber ni donde fue ni que título tuvo ese volumen cargado de páginas que, seguro, hoy estará entre las estanterías de mi biblioteca.
De allá a aquí he podido agrupar mas de 3.000 libros. En estos días, precisamente, ando revisando publicaciones, ordenando y clasificando ediciones de temas variados. Ya he decidido que en las próximas semanas, cerca de 1.000 ejemplares van a ir a parar a dos bibliotecas de mi pueblo a las que voy a regalar estos ejemplares que atesoré toda una vida. Otros tantos voy a donar un día de estos al archivo histórico de mi pueblo y otros pocos dejaré en herencia, como un tesoro, para mi familia y amigos.
Escribí cerca de 15 libros en la vida y me dispongo a trabajar en uno nuevo pronto que espero vea la luz antes de fin de año.
Siempre me gustó el olor a tinta, el manoseo de sus páginas y releer aquellos ejemplares con los que disfruté desde niño.
Hoy se celebra el día del libro. Y sigo respirando de sus páginas y de sus textos como el primer día. Sigo siendo un ávido lector de los títulos y autores que me llaman la atención. Ahora tengo tres en la casa, repartidos por varios espacios, que caen de vez en cuando; el libro de Pepe Chamizo, la última novela de Manuel Francisco Reina y un libro sobre Lorca de Ciro Bianchi.
Si todos supiésemos la libertad que nos da volar con los libros las bibliotecas serían el lugar preferido de la casa de todos los seres humanos. Puede que algún día.
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