viernes, 26 de abril de 2013

Mi Amigo Andrés


Mi querido amigo; este texto es para el Andrés Merchán amigo, que no político del que diferí en numerosas ocasiones. Estas palabras es para el ser humano que conozco como Andrés Merchán y no para ese que fuera Alcalde de mi pueblo y cuyo cargo dejó un mes de mayo del 99 del siglo pasado.
Como se que te llegarán palabras prostituidas, frases malintencionadas y charlotadas erróneas, me vas a permitir que solo te diga dos cosas en referencia al pleno municipal que hemos celebrado en tu pueblo y el mío en este viernes día 26 de abril de los corrientes y en el que, de algún modo, te has convertido en protagonista sin quererlo.
No hemos podido aceptar la propuesta del Presidente de la Corporación de que un edificio público llevara tu nombre a modo de honor y distinción porque no se recoge ni se estipula en las normas ni Reglamento municipal existente al efecto. No hemos podido aprobar esta propuesta porque, como ya viene siendo habitual y a eso nos quiere acostumbrar el Alcalde que ahora tenemos, primero lo anuncia en prensa y en público y luego cuenta con el resto de los grupos políticos, de segundones y de platos-segundos. 
Bien sabes tu, querido amigo, que estas cosas de honores y distinciones, deben contar con el debido consenso de todos y ser delicados en el trato. El primero que debería tener y demostrar ese trato debería ser la primera autoridad municipal, que no sabe serla y tu bien lo sabes.
No hemos podido aprobar tu distinción, querido amigo. Porque, además, tu abandonaste la política con una condena en firme por el Tribuna Supremo por prevaricación y una inhabilitación para cargo público de 6 años, que luego te rebajaron a 3 y que os echó de la vida política a ti y a 11 compañeros mas en el año de 1999. Suena muy feo eso de que se ponga el nombre de un edificio a un político que dejó la política por prevaricación..., ¿verdad?...
Aunque yo se de lo buena gente que eres, de que tu y yo nos hemos demostrado -especialmente en los últimos años- de la generosidad y de que los tratos personales nada tienen que ver con la política. Aunque yo y tu sabemos que los dos tuvimos algunas diferencias políticas..., aunque en unos principios de tu carrera nos ilusionaste a muchos por eso de ser un político currante, sindicalista, de barriada...
Aunque los dos sabemos, tu y yo, que a ti eso de los honores, las distinciones y los premios nunca  te han supuesto un atractivo especial y que tu humildad está por encima de bocanadas y mamarrachás de las que se inventa un día si y al otro también el chiripitifláutico que ahora tenemos de Alcalde.
Pero tu no te alteres por nada de esto. La gloria en las páginas de la historia de nuestra ciudad ya la tienes ganada y no hace falta que ningún jovenzuelo te quiera premiar con un edificio con tu nombre. La próxima vez que nos veamos, brindamos con un buen vino de nuestra tierra por la salud. Por la salud y la felicidad del hoy por hoy. Lo demás, tu y yo sabemos que no vale para nada.

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