La propia Constitución de los españoles consagra como uno de los valores de nuestra sociedad el derecho a la información y a preservar las fuentes de los periodistas para desarrollar su tarea y labor. La digna labor de informar a la sociedad. Porque es rotundamente verdad que sin periodismo no hay democracia.
Así, con el debido respeto que pueda tener las actuaciones judiciales de Su Señoría en cualquier asunto que así lo demande, la intervención de un juez a unos periodistas del Diario de Mallorca está tiñiendo de negro la atmósfera de la propia libertad de expresión.
La incautación de material de trabajo y de la propia investigación de los informadores pone en peligro las reglas del juego democrático del derecho a la información y del de los ciudadanos a ser informados a su vez. Esto es, se está poniendo en tela de juicio y moviendo seriamente, uno de los cimientos que consagra la propia Constitución de todos.
No pueden robarnos lo que hemos logrado y conseguido con siglos de historia a nuestras espaldas. No pueden quitarnos de un plumazo -aunque existan motivos que lo demanden- las libertades que tanto nos costó lograr. No. Que no nos roben la libertad porque sin periodismo, que no se olvide, no hay democracia. Así de claro.
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