La Fiscalía General del Estado ha dado un paso hoy de gigantes al determinar que los casos de bebés robados no prescriban, pudiéndose ordenar exhumaciones y pruebas de adn sobre los cientos de casos que se vienen denunciando en España en los últimos años y que ha dado paso a series de televisión, publicación de libros, programas especiales en los medios de comunicación, decenas de asociaciones creadas en el país e incontables denuncias de casos en los juzgados de nuestra geografía.
Así nos ha ido en esta España de la post-guerra y del hambre, que decían nuestros abuelos y que casi pilla a nuestros padres. Así se aprovecharon cuatro sinvergüenzas de las necesidades y el analfabetismo de muchas familias que creyeron los partes médicos sin saber ni qué firmaban.
Afortunadamente con estas decisiones se avanza en la justicia de saber donde fueron a parar miles de niños de este país que robaron de los brazos de sus padres en la misma cunita de los hospitales. Esos mismos chiquillos que se criaron con unos padres prestados que no tienen su misma sangre, aunque en la mayoría de los casos han tenido una buena sangre para con ellos.
En mi familia no se ha hablado nunca de este asunto. Hasta hace unos 4 o 5 años. Puede que me tocara a mi de cerca este asunto que es tan áspero como desagradable. Aunque la que los parió ya no está entre nosotros y por eso, guardamos silencio. Un silencio que es valiente y respetuoso. Puede que algún día se arranque a hablar.
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