lunes, 31 de enero de 2022

Reforma Laboral Si


Gobiernos anteriores aprobaron allá por el 2012 una reforma laboral que suponía un bruto desgaste para los intereses y los derechos de los trabajadores y las trabajadoras. Estaba claro y pese a las protestas, las denuncias, las movilizaciones y todo esto, se quedó lo aprobado y ya está.

    Cuando el actual Presidente del Gobierno entró en el Palacio de la Moncloa prometió que en el transcurso de esta legislatura -aquí si que es legislatura- llevaría a cabo la transformación de la manida reforma laboral que estaba clamando ya ser renovada si o si.

    Hasta que al final se han sentado los agentes sociales, se ponen de acuerdo -Eureka!!!!- sindicatos, patronal y gobierno en redactar la mas cercana a la realidad, aún cuando no fuera la esperada y ansiada por todos. El alcalde de Cádiz dijo recientemente que esta era una "reforma chiquita". Hasta ahí todo mas o menos aceptable.

    Ahora, el 3 de este mes de febrero, cuando las coplas debieran estar sonando en las preliminares del concurso de agrupaciones del Gran Teatro Falla, no hay respaldo suficiente. Los extremistas del gobierno de la investidura se niegan. Todos sabemos que no es por el contenido en si de la propia reforma, aquí hay mas bacalao que cortar.

    Y yo espero, honradamente, que el gobierno de España no ceda a las presiones y peticiones de los de ERC y Bildu para seguir consiguiendo concesiones y mas historias a cambio de tres votos en el Parlamento. Si quieren tumbar la nueva reforma -una pena- que la tumben. Y que dejen de chulear y de presionar/chantajear a un gobierno que ellos mismos votaron.

    Si a la reforma laboral, si a lo logrado, si a lo pactado con las partes realmente interesadas. Y los que no quieran, que sigan viviendo del cuento.

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