domingo, 26 de febrero de 2012

La Verde y Blanca


Eran los primeros años de la democracia y alguien me dio un escudo de Andalucía en tiempos en los que a los andaluces no nos daba vergüenza llevarlo puestos. En esos años en los que el escudo casi no representaba nada político porque era mas una seña de identidad y una llamada a la recuperación de la dignidad y de la vergüenza que nos robaron durante tantos años a la tierra mía.
Con el paso de los lustros mucho cambió y nada se consiguió. Vendieron a esta tierra de sol y mar, de espuma y de sal por la malquerida de cualquier autor teatral, la montaron en el tren de cola. La descuartizaron como el que cocina un pollo y la llamaron "la olvidá".
Le pagaron con cuatro látigos, cinco eres -maldita palabra en estos tiempos- y miles de subvenciones que no llegaban casi nunca íntegras a sus destinos. Le fabricaron una Expo, miles de puestos en los astilleros y en la siderometalurgia y siguieron ganando los de siempre, mientras nos insultaban los de Convergencia, Euskadi o Valencianos, que pa to, da igual.
Nos criticaron en la tele, nos pusieron de marujas y se reían de nuestro dialecto -que aquí si hay que mamarlo- para meter a un presidente que nos dio la espalda y se olvidó de la madre que lo parió.
Y mientras, hasta los que se hacían llamar andalucistas vendían todo el género a cualquier precio y se consagraron para una travesía del desierto de la que no hay quien les saque porque no hay nadie que no se venda a cualquier precio...
Y mientras, un Gibson busca a Lorca en cualquier esquina, a Machado le redescubren en su tumba de entrefronteras y JuanJo Téllez sigue camino de un premio Planeta o un Príncipe de Asturias, aunque sea republicano. Aquí seguimos teniendo el potencial de un país que no nos respeta, que se cachondea de los andaluces y que nos mira siempre de reojo porque somos los vagos de cualquier hijo de duquesa, maldita la mare que lo bautizó.
Aquí, en este sur de nuestras entretelas, de nuestras pasiones, nuestro vino y nuestros olivos, sigue la vengüenza de quienes no quieren a esta tierra mas que para sus intereses. Y me da igual los de derecha o los de izquierda. Nunca quisieron a esta tierra mas allá de la pegada de un cartel electoral.
Aquí, como en todo, hay que ganarse a pulso la dignidad y el respeto. Y mientras tanto, aunque no vote andalucista, seguiré con aquel viejo escudo que un amigo me regaló hace, casi, 30 años.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Saludos desde Zahara, Lince.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con el artículo. El sur de todo siempre ha estado estigmatizado y perseguido por conceptos como pobreza, vagancia, subdesarrollo, atraso, etc etc. Y el sur de España, e incluso el sur de Andalucía, o yendo más allá (el sur de nuestra provincia) no lo han sido menos. El sur de todo siempre ha estado marginado, no podemos olvidarnos del olvidado y abandonado sur del planeta con un África que se muere de hambre e injusticia, etc etc. Lo que más gracia me hace es que los que nos critican injuriosamente luego en verano vienen a beneficiarse con toda la caradura que les caracteriza de nuestras excelentes playas, parques naturales, cultura y gastronomía milenaria y sinfines de riquezas que ellos no tienen y envidian. He dado con la tecla. ENVIDIA, ESE PECADO NACIONAL MÁS DEL CENTRO Y DEL NORTE QUE DEL SUR, ES LO QUE TIENEN TODOS LOS QUE ARREMETEN CONTRA ANDALUCÍA Y LOS ANDALUCES.