jueves, 9 de febrero de 2012

Señorías


De pequeño vivía muy cerca de un juzgado. A escasos 50 metros de la casa donde mis padres me empezaron a educar se desprendía un intenso olor a cosa antigua, a documentos rancios y a muebles de antaño, sencillos y feos que se apoyaban sobre una inmensa foto del dictador que presidía la sala de entrada, el cuarto de los escribientes y el inmenso salón donde se celebraban los juicios.
Los últimos acontecimientos que se están sucediendo en España están dejando un poco regular la credibilidad y el respeto que siempre le tuvimos y le debemos a la justicia. Esa justicia que tiene vendas en los ojos porque a todos se les debe mirar con el mismo racero. Amén de experiencias personales a las que me referiré en otra ocasión estamos viviendo momentos muy duros en la justicia española. Un presidente de comunidad autónoma que sale no culpable por la supuesta intervención en asuntos turbios por unos trajes merced a la aclamación de inocencia de un tribunal popular, un tribunal que no condena a unos asesinos de una joven inocente asesinada por falta de pruebas, de un cuerpo y no se que mas, un condenado por unos robos de tres al cuarto que lleva casi medio siglo en la cárcel y que aunque se esté muriendo no lo dejan morir en su casa, siquiera por cosa humanitaria y un juez de primera línea que -guste o no guste- ha hecho de manera intachable su labor en toda su trayectoria profesional y que ahora inhabilitan por prevaricación, siendo desprendido de su toga y condenado antes que los supuestos cabecillas de la trama que descubrió...
¿Qué le explicaremos a nuestros hijos de esto que está sucediendo?, ¿como le diremos a nuestros descendientes que España es un reino con derechos humanos, libertad y democracia?, ¿como explicaremos ante nuestra historia estos sucesos?, ¿qué sentiremos de vergüenza ante la prensa y la opinión internacional sobre todos esto que está ocurriendo....?.
No lo se, señorías, no lo se. Yo no tengo respuestas ante esto que sucede en estos tiempos y que para tantos resulta incomprensible...
Lo siento, señorías..., pero a mi me sigue llegando ese olor a rancio de antaño que me acosó siendo un niño. Y lo peor de todo es que ya no está la foto del dictador.

1 comentario:

Anónimo dijo...

nunca mejor espresado,si señor.