martes, 17 de mayo de 2016

De Ortega Bru (y VI)

Ayer fue un día importante para mi ciudad, para el lugar donde vi los primeros rayos de luz. Y un día importante para mi, en lo personal. En los años que dediqué mi vida al servicio público de mi pueblo ,y sin que ello suponga pretensión alguna, hice muchas gestiones acertadas de las que me siento íntimamente orgulloso. También me equivoqué -lo se- en otras tantas.
 
     He venido hablando en este Mirador de lo que supuso la lucha para conseguir la obra de Luís Ortega Brú para su pueblo natal. Y en este año de 2016 en el que se celebra el Centenario del nacimiento del mayor y mas importante sanroqueño nacido en nuestras calles y a pocos días de la celebración del aniversario de la fundación de la ciudad el próximo 21 de Mayo, recibo la noticia de que el pueblo de San Roque, representado en su Ayuntamiento, ha recibido la Sentencia de la Sra. Jueza de San Roque en la que reconoce la propiedad de toda la obra de Ortega Brú para San Roque, depositada en su museo que fuera inaugurado en 2001.
 
    Se acaba un largo litigio que una parte de la familia nunca quiso reconocer y que ha estado batallando en los juzgados de la ciudad durante años. Ellos estaban en su derecho de asistir a la justicia y nosotros de reclamar justicia en nombre del pueblo.
 
     Ha sido esta una injusta batalla. Pero hay que reconocer el muy importante papel de Ángel Ortega, Manuel Ángel Ortega, Manuel Gonzalez, Fernando Palma y un servidor. Además del papel de los técnicos municipales de cuya profesionalidad siempre me sentí satisfecho y  que han hecho que al final se sentenciara que la obra que en su día donara Manuel González Scott-Glendowing y que era de su propiedad privada, se quede para siempre en la ciudad natal del escultor.
 
     Me honra todo este asunto. La justicia está clara en nuestro país y en la conciencia de todos también. Se ha dictado lo que la razón, el corazón y  la legalidad nos decía a todos.
 
     Un buen regalo para mi pueblo y mi gente en estos días de aniversario y de festividad. Yo solo fui un concejal de mi pueblo obsesionado con crear atractivos y reconocimientos en mi ciudad. La de Luís Ortega Brú era una deuda histórica que había que resolver. Y se hizo sin que nos temblara la mano, con mil noches sin dormir por la ilusión de asentar en su pueblo natal su obra. Y por la gratitud hacia la persona de Manuel González Scott-Glendowing que tuvo una generosidad infinita hacia su pueblo, donde hoy descansa en paz junto a su esposa Angelita.
 
     Con serenidad, sin estridencias y con orgullo hoy podemos decir que hicimos lo que debimos y que aquí seguirá Luis Ortega Bru para ahora y para las nuevas generaciones que le seguirán reconociendo como el mayor y mas ilustre sanroqueño de todos los tiempos.

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